La década pasada fue un periodo de transición para muchos fabricantes de automóviles, que pasaron de rechazar frontalmente los coches eléctricos a baterías a verlos como el futuro de la industria. Aunque en mercados como el europeo la oferta se transformará por completo en los próximos años, ganando cada vez más peso los modelos cero emisiones, la mayoría de marcas ya han experimentado el «cambio de mentalidad» necesario para apostar por esta solución de movilidad.

Sin embargo, este no es el caso de todos los grupos: Toyota, que durante mucho tiempo ha defendido tanto la tecnología híbrida como la pila de combustible de hidrógeno, sigue siendo una de las compañías más reacias del sector a abrazar el coche eléctrico a baterías. Sin embargo, los nuevos límites de emisiones aprietan y la demanda de este tipo de vehículos está en claro ascenso, lo que ha llevado a Toyota a anunciar una inversión de 13.500 millones de dólares de aquí a 2030 en la producción de baterías.

Con este movimiento, la firma espera lograr una reducción del 30% en los costes de los packs, algo que se logrará a través de las economías de escala, el empleo de procesos productivos más eficientes y el uso de estructuras optimizadas en las propias baterías. Para finales de la década, la empresa espera contar con un total de 70 líneas de producción de baterías, con una capacidad anual de 200 GWh.

Los esfuerzos de Toyota se centrarán principalmente en el desarrollo de la tecnología de electrolito sólido, que sobre el papel debería permitir la creación de baterías con una mayor densidad energética, más seguras, capaces de cargarse mucho más rápido y con una vida útil superior a la ofrecida por la actual generación de celdas.

El Toyota LQ Concept se presentó en 2019

Aunque los responsables de la firma nipona calculan que esta tecnología no llegará a sus vehículos de calle hasta el año 2025, aparentemente su desarrollo está lo suficientemente avanzado como para comenzar sus pruebas en carretera, que ya se están llevando a cabo en Japón de la mano del avanzado prototipo LQ Concept.

Presentado en 2019, el LQ Concept era a grandes rasgos una versión funcional del i-concept de 2017. En su momento Toyota solo confirmó que el vehículo tenía una autonomía aproximada de 300 km por carga. Sin embargo, dos años después de su puesta de largo ha reaparecido con la inscripción «Powered by All-Solid State Battery» en los laterales. Todo parece indicar que estos son los primeros test en condiciones reales de las baterías de electrolito sólido de la compañía.

Fuente: forococheselectricos